Para un talent, sea de lo que sea, y para un reality, tener una final con polémica quiere decir que el programa está vivo. Maestros de la Costura Celebrity, lo está. Más allá de datos de audiencia, cuotas de pantalla, cambios de programación y número de espectadores que la victoria de anoche de Pilar Rubio haya provocado una ola de reacciones, sobre todo en contra, quiere decir que el talent de costura funciona. Sólo hace falta entrar en X (antes Twitter), lugar de reunión de los seguidores de programas para darse cuenta de ello.
Lo malo, pues que pocos están a favor de que Pilar Rubio se alzase anoche con el maniquí dorado que la convierte en la ganadora de la primera edición de Maestros de la Costura Celebrity. El motivo, Carmen Farala. Pues quien haya seguido el reality y la trayectoria de Farala, así como su obra final, es incapaz de aceptar que Pilar Rubio se impusiera a ella. ¿Tienen razón? Pues mira, como de moda y costura no tengo ni puñetera idea y todo lo que sé es por Maestros de la Costura, es muy difícil colocarse de un lado o de otro. Lo que está claro es que si Pilar Rubio no hubiese ganado, anoche no se hubiera vivido un revival del beso de Casillas y Sara Carbonero, pero en esta ocasión con Pilar Rubio y Sergio Ramos, que hizo su aparición estelar en el talent y, de paso, acabaron con esos rumores que siempre sobrevuelan sobre el matrimonio.
Pilar Rubio se alzó con la victoria de Maestros de la Costura Celebrity con "un vestido de alfombra roja que homenajeaba a las mujeres al llegar a casa y desnudarse". Para los jueces se merecía la victoria, para los seguidores del programa era "un saco de patatas" que, además, le quedaba como "un saco" a la modelo. La verdad es que el simple hecho de crear un traje, tanto el de Farala como el de Pilar Rubio, se merece todas las loas posibles, y más cuando ninguna de las dos son ni diseñadoras, ni modistas ni se dedican al corte y confección.
La final de Maestros de la Costura Celebrity fue como una final de Maestros de la Costura anónimos con la única diferencia de que en esta ocasión se la jugaban La Terremoto de Alcorcón, Edu Soto, Carmen Farala y Pilar Rubio. En la primera prueba, con Naty Abascal como madrina, los finalistas rindieron un homenaje a Iris Apfel mostrandocuatro de sus grandes diseños que tuvieron que replicar. Y ya la cosa se fue torciendo, pues, aunque los jueces valoraron el de Carmen Farala como "casi perfecto", fue Pilar Rubio la que se llevó la gloria consiguiendo la primera bata blanca de la noche. Y los espectadores se empezaron a encender.
Es cierto que los jueces consideraron que las dos confecciones estaban muy igualadas, pero mientras el de Farala rozaba la perfección y fue valorada como una réplica "prácticamente perfecta", la de Pilar Rubio no recibió tantas alabanzas. Los acabados de los volantes se llevaron el aplauso de los jueces, pero cuando tenían que dar el nombre de la ganadora de la primera prueba todo hacía indicar que se la iba a llevar Carmen Farala. Pues no, se la llevó Pilar Rubio, y las sospechas de que la comunicadora se iba a llevar el gato al agua empezaron a cernerse sobre la gran final.
La segunda prueba no podía ser otra: la prueba nupcial. Con Pilar Rubio ya en el duelo final, el nombre del segundo duelista saldría de La Terre, Carmen Farala y Edu Soto que se desplazaron hasta la Sierra de Guadarrama para enfrentarse a un desafío que iba más allá de una simple prueba de trajes de boda: la moda nupcial en las bodas campestres. Ancor, Lluis y Ana, los últimos ganadores de Maestros de la Costura, les ayudaron a reproducir diseños de Lorenzo Caprile, María Escoté y Palomo Spain creados exclusivamente para esta prueba. Y, de nuevo, Carmen Farala, se llevó los elogios de los jueces al presentar una prenda "impresionante, casi idéntica a la original". Blanco y en botella. Carmen Farala se hacía con la segunda bata blanca y la esperanza regresaba a los corazones de los espectadores.
Duró poco la alegría en la casa del pobre, aunque Maestros de la Costura Celebrity jugó al gato y al ratón. El momentazo de la noche se había asegurado al dar a Pilar Rubio la primera bata blanca de la noche, pues cuando las dos duelistas llegaron de nuevo al taller, allí estaban esperándolas sus seres queridos. Mientras los de Carmen Farala no tenían nada de jugo televisivo, en el caso de Pilar Rubio lo tenía todo. Su madre, su marido, Sergio Ramos, y su suegra. ¿Quién no hubiera pagado por este momento y por el que vino después cuando Sergio Ramos explicó por qué había aceptado hacer una aparición en el programa?
"Como tú me apoyas también en todas mis cosas, sabía que hoy era importante para ti. En eso consiste la pareja, en apoyarse y aconsejarse. (...) Pase lo que pase nos llevamos una campeona", afirmó el futbolista. Y tras el momentazo, la prueba. Las duelistas tenían que confeccionar un traje de alfombra roja en 150 minutos y con acceso a la mercería y al material todas las veces que necesitasen.
Farala se llevó las alabanzas de los jueces durante toda la prueba que no podían creerse la capacidad y la creatividad de la artista al utilizar todo tipo de materiales y crear un diseño de formas imposibles. Farala quería "demostrar que con poco se puede hacer mucho". Pilar Rubio no se quedó corta. Está claro que para llegar al duelo final de Maestros de la Costura tienes que saber coser y muchas cosas más.
Sorprendió cosiendo algunas partes de su vestido a mano, y llegado el momento de la valoración, Carmen Farala reivindicó el "no esconder nada con el blanco, haciendo algo increíble con poca cosa", los que los jueces calificaron de "trabajo impresionante y obra de arte". Mientras que Pilar Rubio dedicó su vestido a todas las mujeres: "Nuestra mejor versión es cuando llegamos a casa, nos quitamos el vestido de gala y aparece lo que somos cuando estamos desnudas". Recibió el aplauso de los jueces, pero... pero el de Farala, se mire por dónde se mire, era mejor.
Carmen Farala aguantó el tirón con cara de nominación al Oscar, pero no de victoria y Pilar Rubio y Sergio Ramos se fundieron en un largo beso, que dio el espectáculo que todo talent tiene que tener. Otra cosas es la alegría de los espectadores, que no fue tan descarada.